En la vida caminamos con maleta, los tamaños varían en función de la
edad, de las experiencias que vamos viviendo, pero la realidad es que cargamos
con ella e inevitablemente le terminamos tomando cariño, a veces nos permitimos
elegir el color, otras simplemente te toca y la llevas a cuestas esperando el
momento de poder abandonarla en cualquier rincón.
Tengo la suerte de rodearme de personas que me cargan el equipaje con
experiencias únicas, de una formación profesional y personal que me permite
levantarme cada día y asumir responsabilidades sin miedo, de gente con genio,
con carácter, con iniciativa, de amigos, de compañeros, de colaboradores…
No pude asistir a la presentación de su último libro y me habría
encantado formar parte de ese momento, parte de esa experiencia en su maleta ... porque después de estos años en el
que ha tenido que ir tomando decisiones, duras y decisivas, se ha reinventado,
se ha levantado y ha decidido adaptarse a los cambios y no cesar en el empeño
de continuar.
“En este
libro me atrevo a hablar de la palabra tabú: fracaso, en un tono positivo.
Cuando hablo de fracaso me refiero a: malogro, resultado adverso de una empresa
o negocio. A pesar de ello, no perdamos de vista que el español en
general, y el andaluz en particular, lleva en su código genético el hecho de
que el fracaso es el final, y que una vez llegado a ese puerto no hay nada qué
hacer. En contraposición, otros países y culturas el fracaso se acepta como un
estadio más del devenir de un profesional, y no digamos de un emprendedor.
En suma,
fracasar en el mundo de la empresa y la gestión debe ser tomado como algo
natural, ya que es la única manera de analizar cada error, obtener
conclusiones y modificar la estrategia y tácticas en base a ellas…”
Pues sin
miedo y con esfuerzo… seguimos adelante...
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