Ayer fue un gran día, de esos que te gusta recordar una y
otra vez hasta que te desgasta y te deja agotada.
Celebré el día Internacional de la Felicidad con un gran
regalo… conocer personas que cambian tu vida. ¿Cuántos tipos de enamoramiento
habrá? Deber ser algo incalculable… fue un flechazo, de todas y cada una de las
personas con la que compartí la jornada… pero especialmente le recuerdo a él.
Entro en la sala con su inseparable gorra, sacó un par de
corbatas de su cartera y pidió ayuda. Era de imaginar que no era una prenda que
acostumbra a usar, muy lejos de su imagen espontáneamente calculada. Me
enamoró. Por su naturalidad, por su capacidad de adaptarse al entorno al que se
enfrentaba en esta jornada, por su sonrisa y por ser el reflejo de lo que debe
ser la educación. Definición de maestro, olvidada y viciada por la rutina y el
sistema.
Saqué mi bolígrafo y la libreta, quería retener cada
anécdota para poder trasladarlo de manera literal, pero no fui capaz de anotar
más de dos líneas, pues son de esos momentos en los que te quedas muy quieta,
en silencio, intentando evitar distracciones que te hagan perder un gesto o una
palabra que sabes te servirán de impulso para enfrentarte a la siguiente semana…
Durante mis años de estudiante en la universidad me sentaba
en las aulas con la misma sensación… estaba perdiendo el tiempo. Entonces todo
el mundo hablaba del paro, de falta de posibilidades, de poco reconocimiento
de nuestra elección profesional. Me preguntaba cómo era posible cuando se supone
que educamos al futuro. Nuestras prácticas era una demostración de lo que había
cuando la puerta de las clases de primaria de algunos colegios se cerraban…
Durante toda la charla me encontré como si estuviera a las
puertas de un examen, en mi primer día de trabajo, a horas de una
cita…emocionada, por lo que decía, por la pasión que trasmitía y porque por
unos minutos me trasladé a los años universitarios, con fuerza, con ganas…
Y soy de las afortunadas, de las que cada día abro las
puertas de un colegio que deja hacer, que recorrer el pasillo es sentir el
trabajo que cada uno de los miembros que forman este gran equipo realizan cada
jornada escolar. Puedo dormir tranquila sabiendo que cumplimos con lo que
nuestros alumnos necesitan, cuidando su personalidad, su yo, su infancia,
permitiendo los ritmos. En palabras de César Bona, “dejando que sean diferentes”.
“Sucedió en Bureta, Spain. Los niños hacían cola en la
puerta del cole para entrar a la biblioteca a leer.
Una biblioteca debe llamar a los niños y no asustarles con tanta seriedad. Una vez allí, ellos mismos abrirán puertas a universos mágicos. Nada de obligar a leer. Nada de poner horario a la imaginación ¿Qué es eso de tener que sentarse bien para abandonarse a la lectura?
Hace unos años cumplí uno de mis sueños: hacer una biblioteca en la que nada fuera obligatorio, en la que todo fuera invitación. Los niños dejaban las carteras a la entrada, ponían música clásica, se tumbaban cómodos y empezaban a viajar. Sucedió en Bureta, Spain, un lugar donde la fuerza de la imaginación se impuso a la obligación de aprender.”
Una biblioteca debe llamar a los niños y no asustarles con tanta seriedad. Una vez allí, ellos mismos abrirán puertas a universos mágicos. Nada de obligar a leer. Nada de poner horario a la imaginación ¿Qué es eso de tener que sentarse bien para abandonarse a la lectura?
Hace unos años cumplí uno de mis sueños: hacer una biblioteca en la que nada fuera obligatorio, en la que todo fuera invitación. Los niños dejaban las carteras a la entrada, ponían música clásica, se tumbaban cómodos y empezaban a viajar. Sucedió en Bureta, Spain, un lugar donde la fuerza de la imaginación se impuso a la obligación de aprender.”
Me encantaría poder contaros cosas de él, pero no tuve la
oportunidad de conversar, solo de escuchar lo que para mí, como profesional de
la enseñanza, fue un regalo a mi trayectoria…orgullosa de que esté considerado
como uno de los mejores profesores del mundo.
Invito a compañeros a conocerle a través de sus entrevistas
y de sus foros, a aprender de él y vivir el trabajo con la misma intensidad y
vocación “con actitud” como lo hace César Bona cada día en sus aulas. Invito a
los padres a escucharle, pues es el reflejo del buen hacer en la educación,
comprometido y entregado a las necesidades de sus alumnos sin el miedo a lo
establecido, a las programaciones cerradas, a los libros, a los exámenes y
deberes (que tanto odio)… y animo al estudiante universitario, a las puertas de
salir al mundo laboral, a coger impulso para que se siga hablando de “educación
en positivo”.
Gracias César por confirmar que no me equivoqué al elegir mi
profesión.
Serendipity…
“Ser maestro es una fuente
de inspiración infinita”
César Bona.
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