miércoles, 28 de mayo de 2014

INFINITO




Infinito, -ta:

1. ilimitado que no tiene ni puede tener límite o término.
2. interminable que es muy numeroso o excesivo.
3. Que no tiene ni puede tener fin.

No podemos darle un valor, no lo tiene, no hay número que alcance a explicar la cantidad exacta a la que nos referimos, porque no la hay. Utilizamos este término en numerosas ocasiones, “es infinitamente mejor, te quiero infinito, me gusta infinito…” cuando queremos hablar de cantidades volvemos a hacer uso de él “había infinitas terrazas, infinitas tiendas…” pero ¿lo usamos para definir a personas?, ¿alguna vez has dicho “Esa persona es infinita”?. 

Existen personas infinitas, personas que cuando las miras eres incapaz de calcular el cariño que las tienes, porque hace tiempo que dejó de crecer para convertirse en un valor incalculable, personas que hacen de lo bueno de la vida en una prolongación de su personalidad, esas que a la vez que van cumpliendo años van sumando experiencias a esa capacidad infinita de no tener fin… Cuando te tropiezas con ellas no tienes ninguna duda, será infinitamente parte de tu vida, tendrás infinitas aventuras, disfrutarás de infinitas carcajadas.

Son esas extrañas casualidades que ocurren como todo lo bueno de esta vida, esas que viene para quedarse, las que no te esperas, las que, aún pasado un tiempo, no sabes en qué momento llegaron. Van por la vida disfrazadas de modestia, sin querer hacer mucho ruido, con una felicidad contenida para no molestar… porque esto es lo que tienen las personas infinitas, que ellas aún no se han dado cuenta… Podrás reconocerlas por su capacidad para dar y la incapacidad para pedir, por su habilidad para querer y su poca soltura a la hora de exigir… 

Me gusta este término a veces mal utilizado, desvirtuado y humanizado, me encanta sentir que tengo a mi lado a uno de esos seres extraños que, sin saberlo, han sumado a mi uso habitual de esta palabra uno… infinitamente mejor.


Necesitamos tiempo para soñar, tiempo para recordar y tiempo para alcazar el infinito.Tiempo para ser.
(Galdys Taber).


martes, 27 de mayo de 2014

¿Son los niños buenos o malos?



“¿Son los niños buenos o malos? Pues de todo habrá, pensará el lector…” 
Así comienza el libro que me salva de un remordimiento permanente por creer estar equivocada en mi labor como madre. Por fin un pediatra nos deja, a familia, educadores y resto de mortales, con la libertad de dar cariño a diestro y siniestro a nuestros retoños sin necesidad de sentirnos los culpables de su futuro inadaptado.
En tan solo 30 páginas he sentido el deseo de contar a todas a mis amigas primerizas y a las madres del colegio que… sí, por favor, cogedlo cuando llora, abrazadlo mientras duerme… en definitiva, seguid vuestros instintos. Ha llegado el momento de revelarnos contra los “Te vas a enterar…”, “lo tienes acostumbrado…”, “Tiene que llorar… eso le ensancha los pulmones”…
“¿Cómo es la manera normal de criar a los hijos?... solo tenemos que observar a unas cuantas madres que vivan en libertad. Este es el problema, porque ya no quedan seres humanos en libertad… todos vivimos en cautividad, es decir, en ambientes artificiales y en el seno de grupos humanos con normas culturales… muchas madres parecen haber perdido la capacidad de criar a sus hijos siguiendo sus instintos. Dudan, tienen miedo, consultan libros, preguntan a expertos… Cuánto tiempo dar el pecho, dónde dormir a los hijos…”
Esto y mucho más nos cuenta Carlos González en su libro “Bésame Mucho”, alrededor de 240 páginas que nos empujan, como de un milagro se tratara, a hacer en cada momento lo que consideremos mejor, aquello que nuestro instinto nos indique, todo lo que nuestro bebé necesite…

Bésame mucho… bésale mucho.


jueves, 22 de mayo de 2014

Porque todo lo bueno empieza con un poco de miedo.



“Muéstrame a una persona sin miedo y te mostraré a un idiota” 

Lo leí una vez en algún lado y ya nunca lo olvidé porque define claramente la importancia de conocer esta sensación. El miedo es parte del proceso de aprendizaje, es parte del desarrollo, del cambio que vamos experimentando en nuestra inevitable aventura a la madurez. No importa la edad, siempre tendremos miedo a algo, a lo nuevo… a lo bueno.
A veces este miedo nos hace renunciar a cosas que realmente deseamos y que en nuestro interior soñamos con hacer. Entonces caemos en una rutina, la costumbre que nos da una comodidad, una comodidad ficticia y, en numerosas ocasiones, parte importante de la frustración. El cambio significa desarrollo y si no nos enfrentamos a los miedos no podremos disfrutar de ese crecimiento que nos ofrecen las nuevas experiencias. El reto de vivir…
¿Cuántas cosas dejamos de hacer por este miedo? Espero que ninguna, porque debemos de ser conscientes de que si no nos enfrentamos a él, no avanzaremos.
Neofobia, así se denomina ese miedo a lo nuevo. En psicología se define como un miedo persistente y anormal de algo nuevo. En su forma atenuada, puede manifestarse como la falta de voluntad de probar cosas nuevas o romper con la rutina.
En infantil este término se utiliza especialmente para hablar del tema de la nutrición y la aversión de los más pequeños a probar nuevos alimentos. De la misma manera a enfrentarse a nuevas situaciones desconocidas para él… como a ese gran día que es la llegada al colegio. La responsabilidad de las familias y educadores es acompañarle en este paso hacia adelante con las estrategias adecuadas.
Mira al futuro con la seguridad de que alguien lo hizo antes, camina con la motivación que nos da llegar a la meta y no dejes de pensar en que siempre habrá merecido la pena. 

Siempre hay una primera vez para todo...

domingo, 18 de mayo de 2014

Una maestra en Katmandú










“Indignamente vive el que no vive para los demás” Séneca

Me gustaría recordar el momento exacto en el que este libro cayó en mis manos, ¿por qué? Sencillamente porque me transformó y, de alguna manera, sentí que hay personas que definen con claridad el significado de maestro. No voy a hacer un resumen de un libro que animo sin duda a leer, no voy a dar mi opinión… poco se puede añadir a una historia que transforma la vida de tantos niños en un país con pocas oportunidades. Valor, el valor de enfrentarse a un sueño en contra de lo que los demás nos dicen, perseverancia para conseguirlo, sacrificio, la lucha durante años de una mujer que da su vida por los demás… 
Valor, sacrifico, lucha…
Sueños y perseverancia…
Maestro…
Se han escrito muchos decálogos del maestro, se han creado distintas definiciones, hay muchos métodos y filosofías que aprender, que discutir, que elegir… pero hay un sentimiento interno que debe de existir en las personas y, especialmente, en los profesionales de la educación… el valor para enfrentarse a los cambios, el sacrificio para realizarlos, la lucha por conseguir logros en un campo profesional abandonado a su suerte… soñar cada día la forma de cumplir los sueños de nuestros alumnos, perseverancia al despertar… la educación no cambia el mundo… efectivamente, lo hacen las personas, todas aquellas que disminuyen su calidad de vida para conseguir que la tengan los que le rodean…
Me encanta la palabra maestro, aquel que durante horas prepara con minuciosidad su clase, el que se pelea a golpe de teclado por buscar en cada uno de los métodos, aquel que se adapta al alumno en su individualidad, el que no tiene sábados ni fiestas, el que sueña cada día cómo enfrentarse a la clase el siguiente, el vocacional, el que no resopla al terminar el día, el que no descansa, el que no se rinde… aquel que un día decidió dedicar cada segundo a buscar la manera de mejorar el mundo.


Existen muchas y muchos Vicki Sherpa… en distintos sitios, en diferentes rincones, algunos en países lejanos y muchos otros… en rinconcitos de un barrio a la vuelta de la esquina.

viernes, 16 de mayo de 2014

Rincones que inspiran...




Paseamos y de pronto nos encontramos esbozando una sonrisa, es ese rincón que, de alguna manera y sin entender por qué, te lleva a recordar anécdotas de tu vida, te llena de energía y te anima a seguir avanzando, te hace aprender en un sólo segundo, te remueve, te conmueven… te inspira…

Puede ser un rincón minuciosamente preparado o algo espontáneo y sencillo, pero su personalidad le distingue entre todo un sinfín de decorados, de pronto se ha vuelto único...
Algo parecido es lo que ocurre dentro del aula, nuestros alumnos, especialmente en infantil, se sitúan en distintos espacios de la clase en función de sus gustos, aquellos rincones que les inspiran, que les enseñan y que, de una manera sorprendente, les ayuda a madurar. Los maestros de infantil tienen una labor importantísima a la hora de la elección de esos pequeños rincones de su aula que haga que sus alumnos se motiven en el aprendizaje. El cuidado de los detalles, del color, del orden, de la distribución del mobiliario es una parte importante del proceso de enseñanza- aprendizaje, algo que hace unos años era impensable, cuando en un mismo cajón se juntaban todo tipo de herramientas educativas, cuando los cuentos los escuchabas desde el pupitre, cuando danzar al son de la música era misión imposible entre un montón de sillas y mesas diminutas… es ahora una práctica que marca la diferencia.
Pero seguimos cometiendo un gran error y es creer que, al avanzar de ciclo, al crecer el alumno, el espacio en el que aprende ya no es importante, cuando las filas de pupitres enfrentados a la pizarra desbancan a los espacios para crear, para leer, para compartir, filas que nos dificultan el trabajo en equipo han acabado con las mesas compartidas, el color de las aulas desparece para dar paso a un panel de información… se acabó la inspiración, demos paso a la memorización…


Haz de cada espacio educativo algo único y tus alumnos no dejarán de aprender…




Mi inspiración