Son las 17:30 y en el silencio del colegio retomo este
espacio, mi espacio, después de unos meses dedicados a reorganizar una rutina
olvidada tras el nacimiento de Lucas. Ahora, después de unas maravillosas
vacaciones con mi familia y tras abrir de nuevo las puertas del colegio, encuentro
un momento para retomar esa reflexiones que a todos nos inundan de pronto y que
algunos hemos encontrado el modo de dedicarles su tiempo.
El mes de septiembre es el mes de la vuelta, la vuelta a la
rutina, la vuelta al trabajo, la vuelta al cole y la vuelta del tiempo
inestable. Es el mes de las decisiones y, sin duda, es el mes de las elecciones.
Muchas familias me llaman con la ansiedad que produce la elección del colegio,
con el miedo a equivocarse al elegir el centro al que asistirán sus hijos y
especialmente el momento más adecuado para la escolarización. En este siglo, en
el que ambos miembros de la familia deben trabajar, la vuelta al cole es obligatoria. Llega
el momento de elegir ¿qué requisitos debe cumplir un centro escolar? La respuesta es clara:
todos.
Los colegios, en especial las escuelas infantiles, deben de
cumplir todos los requisitos necesarios para hacer de la escolarización de
nuestros hijos un camino de rosas, no sólo para los pequeños… también para las
familias. Desde aulas preparadas para atender sus necesidades hasta un completo
equipo de profesionales cualificados. Esta
combinación es lo que hace del colegio un lugar mágico para nuestros hijos.
Me encanta el olor a lápiz que se queda en los pasillos
cuando la jornada escolar ha finalizado, ver las mochilas olvidadas, las
sillitas apiladas, las fotos de los pequeños adornando las paredes, los
trabajos de los primeros días. El colegio ha comenzado y este pequeño espacio
de mi vida, que un día se convirtió en imprescindible, vuelve a abrir sus
puertas a las historias que cada uno de estos pequeños quiera inventar.