sábado, 18 de abril de 2015

Todo lo que no viví...Miedo al fracaso



Son incontables las veces que me he equivocado, que he tenido miedo y que no he tomado decisiones para evitar estos sentimientos…
De los tres estados el que más temo es el de privarme de avanzar y lanzarme a la aventura de la vida por el miedo al fracaso…

Tenemos que interiorizarlo y acostumbrarnos porque la vida, dicen, es también una historia de errores que quizás nunca contamos.

Me gusta arriesgar y me equivoco tantas veces que pierdo la cuenta, pero el prohibirme jugar las cartas es algo que hace tiempo dejé de plantearme.

Somos los guías de  las generaciones que vienen detrás y deberíamos analizar el por qué hay cada vez más niños que se bloquean y que no toman decisiones. Tienen miedo… a la crítica, al error, a las opiniones de los demás, miedo al ridículo… y no podemos buscar responsabilidades fuera, pues somos nosotros, los adultos, los que promocionamos este tipo de estados emocionales cuando exigimos sin medida y sin tener en cuenta lo que para el niño es prioritario… Vivir.

Nos encontramos con niños cuya autoestima les deja en estado hipnótico y no les permite construir, pues dan  por hecho que hagan lo que hagan errarán. Forzamos una evolución en su madurez que necesita su tiempo, lo que provoca frustración y un miedo al rechazo que les hace intentar esforzarse por algo para lo que no están preparados. Estamos en la generación de adultos que quieren niños perfectos y que, con tan solo 6 años, intentan modelar y matizar hasta que los transformamos en algo que no eran en origen. Nos lo estamos perdiendo. Disfrutar de ver cómo crecen siendo ellos mismos, sin la presión de no decepcionar.

Este miedo les frena.

Mutismo selectivo, ansiedad, depresión, fracaso escolar… todo esto es el resultado de una mala gestión de las emociones. Los responsables… maestros, padres y un entorno cargado de competitividad. En los últimos tiempos esto se ha acentuado hasta llegar a extremos que, como profesional, me asustan y me provocan pensar que el mundo debería de pararse unos minutos para que los mayores pudiéramos reflexionar sobre lo que estamos haciendo.

Sergio Sinay, al que invito a leer,  nos dice que “la vida nos formula preguntas que nosotros respondemos con nuestras acciones. No existen garantías de que estas sean las acertadas, pues la incertidumbre es parte de la vida.
Pero confiar en lo que decidimos, aunque temamos  equivocarnos, nos ayuda a crecer, nos hace humildes, eleva nuestra autoestima y enriquece nuestras experiencias en el mundo”

Dejemos que ellos también se equivoquen, que decidan y que maduren a través de sus experiencias… ¿Nuestro papel?…  levantarles cuando se caigan y estar ahí para enseñarles que el fracaso es parte de la vida.


Fotografría: Hengki Lee
“El fracaso es parte de la vida; si no fracasas, no aprendes…
y si no aprendes no cambias…”

Paulo Coelho


jueves, 16 de abril de 2015

Cuando el silencio está lleno de mensajes




Hay muchos errores en las definiciones de ciertos conceptos, entre ellos del silencio, cuya definición sería abstención de hablar, es decir, no participar… y yo no tengo muy claro que esto sea realmente así.

El silencio es un gran arma de comunicación, además de un acierto en muchos momentos. Se trata de una virtud que muy pocos poseen y en un estado que debemos practicar, para poder sobrevivir, y de respetar en el caso de aquellos que lo maneja a la perfección.

Desde la escuela a veces no tenemos muy claro lo que queremos, mandamos callar a los pequeños de manera permanente y en cambio etiquetamos a aquellos niños cuyo estado silencioso termina preocupándonos. Y esto es el producto de no saber el significado de algo tan común y en muchos momentos necesario.

Enseñar a nuestros alumnos el respeto de este momento, la importancia de la escucha y los beneficios que tiene dedicar unos segundos a este gran aliado, les ayudará en su crecimiento personal y, por supuesto, en el académico, permitiéndoles ser espectadores de la información que tienen a su alrededor.

¿Es una forma de comunicarse?

Es probable que exista quien no lo tenga muy claro, sin embargo es una parte fundamental y especialmente necesaria.

En occidente el silencio no es algo aceptado y hace que, en ocasiones, nos sintamos incómodos, provocando conversaciones sin sentido y perjudicando al verdadero mensaje que queremos trasmitir. Nos perdemos en una orgía de palabras y en una conversación que para nada tiene que ver con el interés inicial. Y todo esto provocado por el miedo que nos dan esos momentos en los que tenemos que escuchar nuestra mente.

Por el contrario en otras culturas como Japón, Corea… el silencio tiene un gran valor.

¿Es posible trasmitir mensajes sin hacer uso de las palabras?

Sin duda, el silencio encierra a veces significados que con las palabras no sabríamos expresar. Tenemos que ser capaces de utilizarlo en los momentos en los que sabemos que son necesarios.  Con pocas palabras podemos decir grandes cosas. Con el silencio podemos descubrir los deseos de las personas, entender lo que  tenemos a nuestro alrededor de manera nítida e incluso, con práctica, sabremos averiguar los finales de las historias...

Hay muchos tipos de silencios... ¿Cuál es el tuyo?...

“El silencio es el elemento en el
que se forman todas las cosas grandes”

Thomas Cartyle

miércoles, 15 de abril de 2015

Aprender de forma divertida: Aloha Mental Arithmetic



La motivación, esto fue lo que me dijeron cuando les conocí. “El eje central de los niños para aprender es estar motivados”. En un segundo me tenían en el bolsillo.

Encontrar a profesionales que comparten tu filosofía no es solo un alivio sino la comprobación de que las cosas se están haciendo bien, pues ya son muchos los profesionales que nos dejamos la piel cada día para mejorar en el ámbito de la educación e intentar cambiar la historia.

Se trata de un programa que nació en Malasia hace 18 años (1993) basada en el método que seguía China y Taiwán desde hace más de 900 años y que actualmente cuenta con más de 4 millones de alumnos por todo el mundo. Este método utiliza el ábaco y el cálculo mental para conseguir que los niños de 5 a 13 años desarrollen al máximo su inteligencia. 

¿Cómo te quedas?... ¿Dudas?... 

Perfeccionan la memoria, la creatividad, la atención y, por supuesto, la concentración. Con el entrenamiento de estas habilidades los niños mejoran en todos los aspectos de la vida.

¿Aprovechamos nuestro potencial cerebral?
La respuesta es contundente, no. Tan solo aprovechamos entre un 2% y un 3% y, según nuestros compañeros de Aloha, utilizamos más el hemisferio izquierdo. Este programa lo que hace es que nuestros alumnos ejerciten ambos hemisferio simultáneamente, de esta manera:


  • Se incrementa la capacidad de concentración.
  • Mejora la escritura, la lectura y la capacidad de aprendizaje.
  • Hay una mayor velocidad y precisión en la realización de operaciones aritméticas.
  • Aumentan la creatividad y la capacidad de visualización.
  • Mejora la capacidad de escucha y observación.
  • Se potencia la memoria fotográfica y la orientación espacial.
  • Se refuerza la autoconfianza.
  • Se adquieren habilidades analíticas.
  • Mejoran las capacidades comunicativas.


Después de esta enumeración de beneficios está claro que es una actividad que debería estar presente en todos los centros educativos.

Y lo mejor es la parte personal, tan importante cuando hablamos de temas educativos… esos profesionales preocupados por sus alumnos, que cada día se implican en su evolución y que dedican su tiempo a mejorar para hacer crecer a los pequeños con los que comparte esta actividad. Me encanta verles llegar cargados con su material y las ganas con la que se enfrentan a la jornada… y es que la vocación es la base para conseguir que los métodos funcionen.

Gracias a Marta  Herrero por enseñarme hoy un poquito más.