A unos días de acabar el 2014 todos, aunque casi no nos
demos cuenta, comenzamos a hacer memoria, a resumir 365 días, 8760 horas,
525600 minutos y 31536000 segundos de decisiones, de cosas por hacer, de
perdones, de abrazos, de momentazos que dejaron huella… es difícil no caer en
la tentación de hacer una regresión al pasado en busca de los errores y temas
pendientes y completar así nuestra tan ansiada lista de promesas…
Hemos sobrevivido a esta primera semana de unas fechas que
siempre generan polémica por la facilidad que tienen para remover y enfrentar
sentimientos… a 24 horas del final del 2014 ya no hay marcha atrás, toca hacer
balance.
Me quedo en blanco para comenzar a realizar mi lista y no
porque no haya cometido equivocaciones que necesite enmendar y confíe
plenamente en un número nuevo en mi agenda que me augure un buen final…no
porque no tenga cosas pendientes, ni deseos para un nuevo año…no porque no
cuente con una lista de perdones infinita… … sé que es a esto a lo que tengo
que dedicarle unos minutos, unos cuantos golpes en mi teclado y alguna que otra
reflexión y no sé cómo empezar…. ¿por qué?
Hace tiempo que he descubierto que los años no son buenos ni
malos, que por mucho que nos esforcemos no encontraremos la cifra perfecta que
tatuar en nuestra memoria. En cada mes de cada año, en cada semana de cada mes,
en cada día de cada semana, en cada hora de cada día, en cada minuto de cada
hora, en cada segundo de cada minuto ocurre algo que transforma nuestro día,
que convierte lo peor en lo mejor o lo perfecto en un caos del que creemos no
sobrevivir.
¿Qué tal si simplemente vivimos el día a día? sin dejar de
soñar pero sin adelantar el final de una historia que no sabemos cómo va a
acabar. Estamos rodeados de personas que están en espera de decisiones
importantes, de resultados que de alguna manera cambiaran su vida. Rodeados de
gente apostando por avanzar cada segundo sin tiempo para planificar más allá de
ese momento en el que simplemente intentan sacar la cabeza… Toca aprender,
dejar el papel y el bolígrafo y simplemente vivir, sin listas, aunque con
muchos retos.
No voy a hacer balance, porque cada año ha tenido un poquito
de todo y de alguna manera he ido aprendiendo… no voy a hacer balance, no voy a
hacer una lista de deseos ni de promesas que como siempre dejaré incompleta,
simplemente voy a vivir confiando en que el día a día me irá marcando con qué
me debo quedar, que sabré rectificar cuando me equivoque, que el final a los
problemas llegará y lo más importante… que cuando esto pase, estaré preparada.
Llega el 2015, con sus 365 días, 8760 horas, 525600 minutos
y 31536000 segundos… no nos olvidemos de sonreír, tenemos tiempo…
¡Feliz Año!
“Lo conseguiremos, paso a paso, permitiéndonos los errores…
regalándonos algo de
tiempo…
desconociendo que quizás es imposible…”